A través de un comunicado compartido en las redes sociales de los 13 clubes que integran la categoría, se apuntó directamente contra el gremio de futbolistas por impulsar un modelo de competencia “insostenible”.
San Antonio Unido recibió un duro golpe esta semana, luego de que la Segunda Sala del Tribunal de Disciplina de la ANFP confirmara la resta de 30 puntos al club por incumplimientos financieros, sanción que condenó al equipo al descenso, abandonando el fútbol profesional.
La decisión del organismo provocó un nuevo conflicto en la Segunda División, pues la categoría cargó este miércoles contra el Sindicato de Fútbolistas Profesionales (Sifup).
A través de un comunicado compartido en las redes sociales de los 13 clubes que integran la competencia, se apuntó directamente contra el gremio de futbolistas por impulsar un modelo de competencia “insostenible”.
“Durante el último año, distintos clubes de la Segunda División advertimos que el ‘modelo SIFUP’, basado en la libertad total de edad y sin considerar la realidad económica de la categoría, nos empujaba hacia un escenario insostenible”, comenzaron diciendo en la misiva.
“El año pasado fue Fernández Vial. Hoy es San Antonio Unido. Y si no se corrige el rumbo, otros clubes seguirán el mismo camino. El sistema actual, que promueve planteles con salarios muy por sobre las capacidades reales de las instituciones, ha generado una presión financiera imposible de sostener”, añadieron.
Además, expresaron que “el Sifup, que se ha negado sistemáticamente a dialogar con los clubes de Segunda División, probablemente dirá que este modelo fue “acordado” en la mediación de la Dirección del Trabajo el verano pasado. La verdad es otra: ese supuesto acuerdo fue impuesto bajo la amenaza de paralizar los campeonatos de Primera y Ascenso, dejando a la Segunda División sin alternativa”.
“La Segunda nació con un propósito formativo y de desarrollo. Sin embargo, las decisiones tomadas en los últimos años -sin escucha, ni coherencia ni responsabilidad- la han transformado en inviable, donde competir equivale a endeudarse, poniendo en serio riesgo la continuidad para el 2026. Hoy no se trata de buscar culpables, sino de aprender”, señalaron.
Por último, sentenciaron: “El fracaso de este modelo debe ser una advertencia: el fútbol chileno necesita reformas que prioricen la estabilidad, la sostenibilidad y el desarrollo responsable por sobre los intereses coyunturales”.